NIÑOS MIMADOS

Desgraciadamente, en nuestro esfuerzo por mimar a nuestros hijos, a menudo olvidamos que nuestra función principal es prepararles para el mundo real fuera del entorno familiar, manteniéndoles sanos y salvos y asegurándonos de que adquieren las conductas sociales adecuadas para fomentar su autonomía a medida que se vayan acercando a la edad adulta.

Características de los niños mimados

A continuación, detallamos las características principales de los niños mimados:

- Tienen un sentido exagerado de lo que les corresponde y esperan que los que están a su alrededor les atiendan.
- Tienen una baja tolerancia a la incomodidad, especialmente a la causada por la frustración, el desengaño, el aburrimiento, la demora o la negación de lo que han pedido; normalmente la expresan con rabietas, ataques de ira, insultos y/o violencia.
- Desarrollan escasos recursos (si es que llegan a desarrollar alguno) para resolver problemas o afrontar experiencias negativas.
- Están muy centrados en sí mismos y creen que son el centro del mundo.
- Buscan las justificaciones de su comportamiento en el exterior y culpan a los demás de lo que hacen, al tiempo que esperan que sean otros los que se les solucionen el problema.
- No pueden, o no quieren, ver el modo en que sus conductas afectan a los demás y frecuentemente carecen de empatía.
- A veces les cuesta sentir culpa o remordimiento por sus actos.
- Exigen atención, no sólo de sus padres, sino de todo el mundo. Y cuanta más se les da, más reclaman.
- Les cuesta adaptarse a las demandas de las situaciones extra familiares, especialmente en la escuela, porque no responden bien a las estructuras sociales establecidas ni a las figuras de autoridad.
- Se sienten permanentemente tristes, enfadados, ansiosos y/o emocionalmente frágiles y frecuentemente tienen una baja autoestima.
- Cumplen los criterios de algún trastorno conductual o mental grave, aunque no se encuentren alteraciones biológicas, fisiológicas, del desarrollo o genéticas ni ningún otro motivo observable o evaluable que explique las dificultades que presentan.


Aprender a tratar a los niños mimados:

Es evidente que si pretendemos romper el círculo de los mimos, deben ser los padres quienes inicien el proceso. Hay pocos niños, si es que hay alguno, que renuncien voluntariamente a la vida fácil, que decidan espontáneamente esforzarse o colocarse en una posición cómoda.

( hasta aquí el extracto de http://www.centropsicologiainfantil.es/ninos-mimados/1-50-50-0.htm
que no tiene desperdicio -no consigo expresar más sencillamente lo que aquí copio y pego- )

Lo gracioso del asunto es que casi todas las características relatadas aquí las reconozco haber tenido cuando era pequeño. (Quién no mima a sus hijos..., por olvido, claro, de que la educación no es eso, la educación consiste en que los hijos puedan al final valerse por sí mismos e integrarse en la sociedad). Y no consigo recordar cuándo dejé de atribuirmelas (a lo mejor ni siquiera he dejado de hacerlo). Tuvo que ser un cambio paulatino, lento, promovido por las relaciones sociales de que disfruté. Un poco de aquí y otro poco de allá. El recibir un regaño en el momento justo, un pescozón a tiempo, un clujío de vez en cuando, un premio cuando lo hacía bien...en casa, en el trabajo, en la mili,... total que al final dejas de ser libre para convertirte en un ser social. Grandísima M..... de sociedad. No puedes ir insultando a diestro y siniestro, aunque te apetecería encontrarte cara a cara con algún político, algún magistrado o algún policía que sin duda lo merecerían. No puedes ir predicando solidaridad al mismo tiempo que austeridad, como hace casi todo el mundo. Queda muy bonito en los medios de comunicación. No puedes ir pidiendo que los demás compartan lo que tú no tienes intención de compartir, justo como hace la mayoría de la gente que conozco (mis mejores deseos para este año nuevo 2013 para la otra minoría).
La sociedad es altamente hipócrita, pero.... amigos y amigas... es lo que hay. Si quieres vivir en sociedad tienes que adaptarte... y aguantar... y aguantar... sin ser libre... y sin permitir esa libertad (recuerdo infantil) en los que te rodean. Así que, de vez en cuando: Calla si quieres que callen, respeta si quieres que respeten,... jódete si quieres que se jodan. Y si quieres libertad vete a tu coche, a tu casa, a tu sala de estudio, a tu país, .............................................. a tu planeta, o a tu propia galaxia.






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